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Relatos

Te esperare

Te esperare

Su alegría a su lado, era conmovedora. Tanta juventud, tanta dulzura. La querría tener a su lado todo el tiempo y a su lado la tenia. Le acompaño a visitar esa vieja institución, tenia que ir, se graduaba un amigo. Era un edificio antiguo, perdido en la inmensidad. Y allí la perdió. La espera era innecesaria y el espectáculo poco observado, se sentaron arriba del todo y cuando se despeño sintió que se caía el mundo. No volverían a ondear sus rizos, no volvería a brillar su sonrisa, no volvería a haber alegría en la vida.

La familia le obligo a abandonar el lugar, a cejar en su inútil empeño de convertir en rabia su dolor. No había nadie a quien acusar, no había nada que estuviera mal, solo había sido un accidente. No había explicación a por que la casualidad la quitaba de su lado. Volvió en su viejo coche a casa, sin querer dejarse acompañar por nadie. No tenía sentido quitarse la vida ni lo tenía seguir con ella.

Cerca de ahí, pero insalvablemente lejos se había levantado ella. Una señora la observaba, vestida con un traje de esos del pasado, de esos que parecían ser tan útiles. Pregunto sabiendo la respuesta y se levanto si hacer ningún esfuerzo por escucharla. El cielo tenía un color distinto, todo parecía diferente y la señora le apremiaba a que la acompañase para presentarle a sus compañeros.

-¿Dónde esta la luz y el túnel?- Pregunto como el que cree por que no se molesto en preguntarse si debía o no hacerlo.
- Lo siento querida, las puertas están cerradas.- Dijo con un leve movimiento de cabeza, como un intento de girarse para comunicar eso mirando a los ojos.- Pero no será por mucho tiempo.-

Tiempo…, el tiempo parecía no tener mucho sentido. Y lo perdió en absoluto cuando conoció a los demás, un portero y un granjero. Todos se dedicaban ha hacer algo, ha hacerlo una y otra vez. Trabajar una tierra que nunca producía nada y nunca dejaba de estar cultivada. Cerrar unas puertas que nunca se abrían. Y reunirse por la noche, reunirse y hablar sin decir nada. Nadie comentaba su situación, nadie parecía querer darle importancia.

Ella se dedicaba a ser la visitante que había sido, visitaba los mismos sitios, sin sentir que fueran nuevos ni que fueran viejos, simplemente visitaba, la saludaban como recién llegada. Se quedaba observando algo o alguien, un tiempo que podría ser una eternidad sin sentirse ni entretenida ni aburrida. No sentía nunca soledad y no le extrañaba. Salvo por las noches, cuando se tumbaba en el campo a ver las estrellas sin saber bien si dormía o no, pero entonces sentía que echaba algo de menos, que quería estar con alguien y no podía. Entonces lloraba, sintiendo tristeza, sin llegar a poder explicar que le pasaba ni a sentir la necesidad de hacerlo.

No sentía que hubiera pasado el tiempo. Le habían dicho que tenía que superarlo, que tenia que olvidarlo, que se estaba volviendo loco. Pero cada noche la sentía a su lado. Sabía que no estaba ahí, sabía que no estaban juntos, pero sabia que sentían la misma tristeza. Y volvía ahí, cuando la esperanza rozaba la locura y la sentía a la vuelta de una esquina, la sentía detrás de alguna puerta, la sentía sentada a su lado o apoyada junto a el en una vaya. Recuerdos, le dijeron, intento mantener una vida, mas o menos normal. Sonreía en las fiestas, reía en el trabajo y quería a las personas que estaban cerca de el. Pero no conseguía engañar a nadie. Era una sombra, a medio camino de donde estaba la persona con la que quería estar.
Era el amanecer, un nuevo día. Se sintió alterada al sentir que era un nuevo día, como si eso fuera algo que no hacia desde hacia mucho tiempo. Se levanto y ahí estaba la mujer que había visto el primer día, a su lado. Sabía que no la había vuelto a ver, pero no le había dado importancia. Estaba el agricultor, un hombre mayor y simpático, con el que sentía haber pasado mucho tiempo y que siempre había sido amable con el. Y estaba el viejo portero, que nunca decía nada, pero se preocupaba de todo el mundo. Y estaba ahí sabiendo todas esas cosas y aun así, se calmo y recordó que estaba muerta, que las puertas estaban cerradas pero que algo estaba cambiando. Miro al cielo como hacían los demás.

Sobre el cielo azul se perfilaban las estrellas, para caer hacia la tierra. Las puertas se estaban abriendo. Los campos se llenaron de actividad, cientos de personas corrían hacia el este. Parecían aparecer de todos lados, de aulas, de los campos, de casas que no estaban ahí, pero que se veían claramente. Todos corrían hacia las puertas.

- Bueno, creo que nosotros podemos marcharnos también.- Dijo la mujer, mirándola muy dulcemente y después mirando al agricultor, que sin duda era su marido.

- No se por que tienen todos tanta prisa, no las van a cerrar de nuevo.- Dijo el portero, que parecía lamentar no ocuparse de esas puertas.

-¿Y que vas ha hacer tu pequeña?- Le dijo el hombre, con una enorme ternura.

Y entonces supo por que todos la mimaban tanto. Ella lo había sentido, todas las noches, no había nadie esperándola ahí arriba, solo la esperaban aquí abajo. Y sintió tanto dolor que no pudo aguantarse de pie y cayo de rodillas llorando.

El sintió el cielo caerse encima de el y no consiguió dormir, como otras tantas noches, pero esta vez no era por que la sentía, sino por que parecía que estaba dejando de hacerlo. Pensó que tal vez ella no se había ido tan lejos, como para que el no pudiera acercarse lo suficiente, lo había pensado muchas veces, entre otras muchas cosas. Y volvió a ir al viejo lugar.

Al llegar, le pareció muy distinto, pero sin cambios que pudiese notar. ¿Estaba ese campo ahí antes?, ¿existía ese camino? Y entonces tras traspasar una vieja puerta fuera de uso y que pertenecía a saber a que vieja propiedad, vio la primera sombra. Corriendo hacia la puerta y desapareciendo. No tuvo tiempo de preguntarse por la posibilidad de ello, se bajo y corrió por un camino que conocía de memoria, que había recorrido muchas veces sintiéndola a su lado, hacia una casa en ruinas donde solía sentir que se despedían. Entonces al final la vio, con tres sombras a su alrededor. Pero ella parecía mucho mas real y estaba de rodillas en el suelo llorando.

No se pregunto si podía o no hacerlo, simplemente lo hizo, la cogio y la estrecho entre sus brazos. Parecía que nunca se hubieran dejado de abrazar, recordaban como de ayer ese leve olor que sentían, ese leve tacto que apenas notaban, esa sonrisa que sabían había a su lado. Los dos se veían levemente difusos, cada uno en su mundo, pero juntos por un lazo que no se puede romper. Y cogidos de la mano sin pensar en nada que decir siguieron, uno a las tres sombras y la otra a esas personas que la habían acogido, hacia las puertas.

Y allí, en las puertas, se besaron, no como una despedida, sino simplemente por que desearon completamente hacerlo.

- Te esperare.-


Basado en una idea original de la factoría de sueños de Sergio.

¿Dónde vas?

¿Dónde vas? Iba aumentando en intensidad, sin dejar de perder en rudeza e incapaz de emitir un solo sonido distinguible de otro cuando la carreta paso justo rozándole, apartándote al barro. Una mirada como de enfado y algunos insultos acompañados de rugidos fue lo siguiente que percibiste tras el barro bajo tus pies. Curioso que el que se enfade sea el, ¿no crees? Estos campos de trigo son tan monótonos, preciosos un instante, pesados rápidamente, insufribles al final. ¿Por eso habías perdido la noción de tu existencia? Deberías tener más cuidado la última vez, pero que mas dará, no es que pudieras ensuciarte mucho mas tras tanto andar. Pero piensa que podría ser peor, podría estar todo seco y llenándote los ojos de polvo, no hay cosa buena en estos caminos.

 Un árbol solitario, como anunciando la compañía y una pequeña gaviota o una grande volando muy alto. ¿A que altura vuelan las gaviotas? No tiene que ser a mucha, por que las que recuerdas no son muy grandes. Bueno, si a eso le sumamos un cambio en el aroma del ambiente, sin duda detrás de esa colina se encuentra el final del camino.

Esos destellos siempre resultan eclipsadotes. El mar, el horizonte sin fin, da mucho que pensar, muchas sensaciones a la vez, atenuadas por el cansancio, estos caminos son horribles. Eso no es casi ni un pueblo, parece mas bien que solo sea un puerto, simplemente eso. No se divisa ninguno edificio remarcable más que el del mismo muelle y la casa de postas.

Un curioso sitio atravesado por un camino paralelo a la costa y al que se llega también por nuestra estupida ruta. ¿Exactamente de donde venimos? De todas formas, estos edificios no parecen ser muy duraderos, ni siquiera muy cuidados. Parece que en verdad este mas bien abandonado, pero no en ruina. Por tu sorpresa diría que esperabas ver a alguien por aquí, a mi la verdad es que me sorprende ver solo esto.

Siempre te gusta acercarte directamente al mar, el sonido de los tablones resulta fantástico tras tanta tierra y el sonido del mar batiendo bajo tus pies hechizante. Entonces la percepción te descubre una nueva trampa, esta ahí, delante de ti, con el viento azuzando las velas como si lo hubiera estado haciendo todo el tiempo.

Parece muy pequeño, pero aun así se diría con la capacidad de ir muy lejos. ¿Una voz?, ¿eso era una voz? Ahí esta otra vez, intenta escuchar. “Disculpe, ¿a dónde vamos?” Esa pregunta te estaba rondando a ti, pero no te atrevías a formularla. Suelta al menos una sonrisa socarrona, gana tiempo. Intenta situarte, mira otra vez el barco. ¿Es ella? Esta ahí, mirándote, como si supiera que no sabes nada y estuviese diciéndotelo todo.

Un momento, ya se a donde vas, vas con ella. Se aleja hacia la rampa, como esperando que le sigas, pues para eso estamos aquí. Es más grande una vez dentro. Se acerca, se lanza a tus brazos. Son muchas mas sensaciones que las que pueda dar el mar. El aroma, parece no haber nada más que su aroma.

La costa esta muy lejos ahora. Ni te habías dado cuenta, sin saber como ya no esta en tus brazos. Aunque por fin todo parece estar mas claro, pero ciertamente, no parecen poseer más importancia los detalles. Solo importan esos ojos y esa suave voz que llega a tus oídos, “¿A dónde vamos?”

- Nos vamos princesa.-

No sabes donde ni como, no entiendes cuando ni por que, pero bueno, los detalles a veces carecen de importancia. El sol esta perdido en su claridad, el mar en sus olas, las estrellas en su cielo, las personas en sus vidas, pero de todas formas, vamos a ese lugar. Al que no conocemos, al que no nos espera, a ese sitio juntos, ¿que más darán los detalles?

La pareja estelar

Sola en la inmensidad
nos observa en su lugar
acompañada sin faltar
de las que no pueden hablar

Si ellas pudieran hablar
¿qué se atreverían a contar?
Sueños vienen sueños van
sin poderlos alcanzar

Alas caídas sin luchar.
Esperanzas perdidas
sin haber sido nunca
posibles de alcanzar.

Gira el mundo sin pensar
en su pequeña pareja estelar.
Sonríen las personas al olvidar
lo que nadie les enseño a desear.

Pero siempre puede esperar
la que no deja de brillar
oculta a los ojos de la inmensidad
del cielo prisionero de libertad.

No puede luchar la oscuridad
por que nunca ha sabido brillar.
Despacio intenta alcanzar
a la que canta en soledad.

Fe nacida de la tempestad.
Esperanzas nacidas
sin haber sido nunca
tenidas que llamar

Gira el mundo sin pensar
en su oculta pareja estelar.
Sonríen las personas al desear
lo que nadie les enseño a olvidar.

Pintando catedrales Again

Se quedo esperando que ellos llegaran donde estaba el, mas por curiosidad de ver sus intenciones que por no sentirse capaz de despistarlos. Cuando estuvieron cerca de el se abalanzaron de una forma tan burda que hizo que durante un instante se olvidara de que los tenia a su lado para fijarse que no hubieran llamado la atención y empezar alguna acción evasiva.

- No cruzamos antes con Thomas y nos dijo que aparecerías por ahí, el ya tiene que estar en la montaña.- Dijo el que tenia mas cerca mirándole embobado mientras los otros dos le miraban bobaliconamente.
- ¿Y que se supone que sois vosotros?- Dijo procurando no mirar a ninguno.
-Vamos a escaparnos con vosotros, queremos ser de los vuestros.- Siempre había grupos de idiotas así en todas partes.
- Perfecto, ¿y como llegamos a la montaña?- Aprovecharse de ellos solía ser lo mas útil.
- Por aquí, por los desagües, no es muy limpio, pero será efectivo.-

En efecto no era muy limpio, ni hubiera sido su plan, pero como ya lo habían hecho ellos, no tenia por que esforzarse en buscar uno. Caminaban en fila india, intentando ser discretos y haciendo un ruido de chapoteo estrepitoso. El los seguía a cierta distancia intentando ver todas las salidas. Pensaba en dejarlos seguir con su juego y en que si alguien los pillaba seria útil que se entretuviera con esos tres.

Las cloacas siempre eran muy parecidas, era lo mas común entre todas las ciudades, imitando los modelos útiles de la tierra, pero en estas no había ratas y la falta de sus chillidos y correteos, le daban un aspecto demasiado muerto y incomodo. Por fin parecieron llegar a la salida deseada y se colocaron como ellos pensaban que se colocaría el comando, adelantándose uno de ellos y retrasándose otro, mientras que un tercero le indico la salida.

- Es esta.- Le dijo tan bajito que casi no pudo oírlo por los chapoteos de sus compañeros.
- Sube tu primero.- Pensó que una salida en el bosque estaría bastante llena de arena y que prefería que se le cayese encima a el.

Subió rápidamente y abrió la compuerta sin pensárselo mucho, casi sin darle tiempo de apartarse y dejar caer la arena que dejo al individuo lleno de arena. Se rió tranquilamente mientras que el chico intentaba estornudar, limpiarse los ojos y no caerse a la vez. “Sal de una vez gilipollas”, pensó mientras que subía las escaleras y se paraba para esperar a que se decidiera a salir.

Cuando por fin pudo salir se localizo rápidamente. Estaba justo en la ladera y de una mirada pudo diferenciar a Thomas en el lugar exacto, que le saludo desde arriba. Espero a que salieran los tres para decirles que se quedaran ahí vigilando y entonces empezó a subir a donde estaba Thomas. Mientras subía se había preguntado por que Thomas le había esperado ahí y no en el hangar, pero al llegar lo entendió rápidamente. La tierra se había movido y la entrada al hangar estaba tapada. Por un lado estaba bien, por que si seguía así es que no se usaba y nos e contaba con ella, por otro lado no el apetecía excavar.

- Wasaaaaaaaaaaa.- Las costumbres, eran las costumbres.
- Wasaaaaaaaaaaaaaaa.- Le respondió Thomas mientras que le ofrecía una cerveza. Si había podido hacer con ella, es que había seguido otro camino.
- ¿Has venido por las cloacas?-
- He pasado de pensar otra forma.-
- Ya contaba con ello.-
- ¿Habrá que cavar?-
- Contaba con que cavasen esos.- Dijo mientras lanzaba una mirada hacia abajo.
- Yo contaba con dejarlos tirados ahí abajo.-
- Bueno, ahora creo que ya no va ha haber esa posibilidad.- Los chavales subían a toda prisa por la ladera ostensiblemente asustados.
- ¡Gente!, ¡viene gente por las cloacas!-
- ¡Cavar aquí!-

Obedecieron tan rápidamente que daba gusto verles sacar tierra con las manos. Con una mirada basto para que el y Thomas se pusieran a prepara unas sorpresas un poco mas arriba. A continuación echaron una ojeada a una multitud de gente que salía de la cloaca armados con palos, hasta que aparecieron con rifles y tuvieron que agacharse.

-¿Os queda mucho?- Les dijo mientras que cogia la pistola que le ofrecía Thomas para pegar un par de tiros.
- ¡Ya esta, ya esta!- Gritaron mas o menos todos a la vez mientras que con gran esfuerzo abrían la entrada al hangar.

Rápidamente fueron a activar las bombas entrando sin perder un segundo por la compuerta. Los chavales le siguieron rápidamente y les siguieron de cerca hasta que un par de explosiones resonó a sus espaldas, lo que les hizo pararse. Thomas y el siguieron hasta el hangar y en una ojeada eligieron una nave y se fueron rápidamente hacia ella.

La verdad es que esta ciudad le gustaba por que había gran confianza, la nave abierta, sin más bloqueo que unos simples anclajes que saltaban al encender la nave. Como la última vez había pilotado Thomas, se sentó directamente en el asiento del copiloto y el se sentó en el del piloto. Empezaba a activar la nave cuando sintió a los chavales entrando en ella.

- ¡Lo conseguimos!, ¡nos vamos!- Dijeron mientras que empezaban a acomodarse.
- Chicos, alguien tiene que quitar los anclajes para despegar.- Les dijo Thomas como si fuera verdad. Uno de los chavales salio corriendo a quitarlos.
- Necesitara ayuda, tenemos prisa.- Los otros dos fueron detrás.
- ¿No me apetece hacer de niñera, ¿a ti?- Dijo Thomas mientras se recostaba sin esperar contestación.

Activo la nave y tras el rápido cierre de la nave despego, esperando al menos no achicharrar a ninguno de los pardillos, que después de todo, no le habían hecho ningún mal. La oscuridad del espacio rápidamente les rodeo y la ciudad se perdió en la distancia. La pena fue, no saber como se suponía que se tenia que dibujar la catedral en esa perra ciudad.

El camino empedrado

El camino empedrado Había un camino, que descubrió una noche que escapo de casa. El camino se encontraba al lado de la carretera de tierra que llevaba a su casa desde el pueblo y empezaba detrás de un gran árbol, que parecía tener muchísimos años. El camino se adentraba en el bosque y no se podía ver a donde llevaba, aunque sin duda se preguntaba por que empezaba en un árbol.

Cuando lo vio, olvido por que había escapado de casa, se sentía tan absorbida por el, que todo lo demás se le fue de la cabeza. Empezó a recorrer su piedras y se sorprendió de lo bien que estaba hecho. La hierba no crecía entre las ranuras y estaba en mucho mejor estado que las calles del pueblo. Cuando apenas había dado unos pasos se pregunto si el camino seria antiguo y había sido cortado por el camino de ida a su casa. Así que deshizo sus pasos y fue corriendo al otro lado del bosque para ver la continuación del camino. Pero no había nada. Se adentro un poco entre los árboles intentando buscar algún rastro de piedras pero no encontró nada. Sin duda en ese lado nunca había habido camino.

Cabizbaja, volvió hacia el árbol donde estaban las primeras piedras y se quedo mirándolo un rato. Las piedras aprecian continuar por debajo de sus raíces, como si hubieran querido continuar el camino hasta el corazón del árbol. Sin duda, debía ser un árbol muy importante. Volvió a mirar hacia el fondo del bosque, donde se adentraba el camino. A ningún árbol parecía molestarle el camino, todos estaban en perfecta armonía con el. No solo parecía que hubiese estado ahí siempre, sino que además daba la sensación de que era ahí donde tenía que estar.

Pensó que sin duda todos los bosques, tendrían caminos empedrados como ese, aunque no sabia si lo habrían empedrado los lobos o los ciervos. Aunque, bien pensado, también podrían haber sido las hadas… ¿pero para que querrían un camino las hadas sin podían volar? Tal vez habían sido las ardillas o los propios árboles, que al ir escarbando y encontrando piedras con sus raíces habían pasado el tiempo colocándolas. La cuestión, es que debía de ser algo muy importante.

Se puso a recorrerlo interesada, ya que pensó que tal vez llevaría a otro árbol importante. No obstante, cuando lleva un rato caminando por el camino, se dio cuenta de que tenía los zapatos rotos. ¿Se ofenderían los árboles si caminaba con esos zapatos por su camino? Recordó que tenía unos zapatos nuevos en casa, pero que eran para ir a la iglesia. Pero también recordó que se había ido de casa y que probablemente no la dejarían salir el resto del día. Se lo estuvo pensando un rato y al final decidió que como seguro que el camino estaría ahí al día siguiente y no quería ofender a los árboles, lo mejor era volver a casa lo antes posible.

Cuando sus padres se fueron por la mañana al pueblo, la dejaron sola en casa y ella les despidió desde la puerta. Tenía que irse al colegio dentro de un rato, pero había estado soñando con el camino. Soñó que al final del camino había otro árbol igual y allí había otra niña como ella, pero no podía ser. No obstante, se moría de ganas por comprobarlo. Se puso corriendo sus zapatos nuevos y de paso el vestido más bonito que encontró y fue corriendo a buscar de nuevo el camino.

Al llegar, saludo al árbol, que pareció responderle. No sabia bien si había sido por el movimiento de las ramas o por algún cambio en al corteza, pero le había dado esa impresión. Así que le dedico una sonrisa y se puso a recorrer el camino muy alegre. Todo parecía mas bonito que la tarde anterior, seria por la mañana o por que los árboles acababan de arreglarse para el nuevo día. Ella había jugado muchas veces en el bosque, pero el que había alrededor del camino, parecía muy distinto. Seria por que era al calle principal del bosque y, igual que pasaba en el pueblo, en la calle principal todo estaba mucho mas arreglado.

De repente, vio como una ardilla que iba con sus dos crías pasaba por al lado suyo, caminando muy tranquila y alegremente. La vio pasar seguida de sus dos crías muy detenidamente, caminando un poco mas despacio pero sin parar y cuando ya solo veía las colas una de las ardillitas se giro y le saco la lengua.

- ¿Qué haces?- La madre ardilla se paro y se puso en frente de su hijo, al que regaño severamente.
- Tranquila, no pasa nada.- Se adelanto ella a decir para evitar que la ardillita fuera regañada.
- Tranquila niña, esta se lo tiene mas que merecido, pro cierto, había visto muchas personas, pero ninguna venir por aquí.- Dijo dirigiéndose a ella y levantando la cabeza.
- Encontré el camino y me hizo curiosidad saber a donde llevaba. Lo encontré detrás de un árbol, del que parecía salir, ¿tu sabes a donde llega?-
- Vaya, así que no tienes ni idea de adonde va…así es normal que nos hayamos cruzado.- Y paro un momento para reírse.- El camino es el bosque mismo y llega a todas las partes de el, solo tienes que desear llegar a algún lugar y el camino te acabara llegando.-

Se quedo un buen rato mirando a la ardilla muy extrañada, intentando entender lo que le había dicho. Mientras, las dos ardillitas se pusieron a jugar y la madre ardilla intentaba que se mantuvieran quietas sin dejar de prestarle atención. Le dio más y mas vueltas sin llegar a entenderlo bien hasta que en su cara tuvo que dibujarse cierto desconcierto.

- No te preocupes niña, ya lo entenderás. Por cierto, ¿cuál es tu nombre?-
- Carolina, encantada de conocerte. ¿Y cual es el tuyo?- Pregunto mientras hacia una reverencia y dejaba la comprensión para mas tarde.
- Lurlin. Y te pido que me disculpes, pero llevaba a estos al colegio.- Dijo mientras se giraba y volvía a ponerse en la delantera de los pequeños.
- Perdona, ¿podría acompañaros? Nunca había visto ardillas hablar y me hace curiosidad ver como es un colegio de ardillas.- La verdad es que acababa de pasarle por la cabeza el hecho de que estaba hablando con una ardilla.
- Claro, pero, ¿tu no tendrías que ir a la escuela?- Dijo Lurlin girándose y mirándole medio mosqueada.
- Si, pero aun tengo tiempo.- Dijo ella sintiendo como si hubiese sido su propia madre la que se lo hubiese preguntado.
- Bueno entonces, pero luego tendrás que ir al colegio, me asegurare de ello.-

Y tan tranquilamente se puso a caminar de nuevo, seguida de sus dos hijos y de Carolina, que se esforzaba en seguir sus pasos. Al poco tiempo de caminar por el camino empezaron a aparecer más y mas ardillas con sus hijos, algunas seguidas de tres, otras de dos y hasta una que además de tres llevaba un pequeñín subido en su espalda.

Continuara (si, si, algun dia)

Pintando Catedrales

Pintando Catedrales Solo a ellos se le podría haber ocurrido estrellarse en ese pequeño planeta. Maldita sea, con lo que habían llegado ha hacer y ahí estaban atrapados. Al menos estaban vivos, aunque eso ya era tan repetitivo. Siempre de una manera o otra acababan estando vivos. El viento soplaba mientras que ellos esperaban mirando al cielo, apoyados en al nave estrellada, sin poder pensar en nada.

Una luz atravesó una de las nubes bajas sobre sus cabezas y por fin estaban de nuevo en la nave nodriza, en una sala realizando de nuevo sus clases. No sabía por que estaba precisamente ahora dando clases de arte. En un principio por que acababa de suspender el examen. El individual le había ido bien, de eso estaba seguro, pero algo tenía que haber ido mal cuando dibujo la catedral. Lo que era mas difícil de entender era por que Thomas había suspendido también. Ahí estaba, a su lado mirando al techo como mas o menos hacia el.

No sabia aun bien por que habían acabado juntos, inseparables pasando por tantas cosas. El primer día que lo vio no sintió que fueran ni a ser amigos, pero al final resultaron inseparables. No se lo planteaban, pero acababan metidos en las mismas cosas, la ultima ese capricho de ir a tomarse unas cervezas al espacio, a disfrutar de un nuevo disco que había salido. Nunca se habían dicho amigos, solo eran colegas, sin ninguna obligación, cualquiera podía seguir el camino que quisiese sin dar explicaciones, eso estaba bien.

Había trazado con toda la delicadeza las líneas perfectas de la catedral, marcando cada detalle en el papel, cada detalle esfumado con las palomas que la sobrevolaban. Había captado el mejor momento de las nubes y lo había plasmado de la mejor forma que podía, mucho mejor de lo que el mismo esperaba. Los reflejos le habían quedado perfectos y realizando uso suaves trazados, que dominaba aunque desconocía como explicarlo en un sitio que no fuera el papel, parecía que hasta el viento soplara en el papel. Había realizado un terminado perfecto y lo único que lamentaba era deshacerse del boceto. Sin embargo, ahí estaba de nuevo, sin duda por viejas manías…y eso que no sabían quienes eran.

Unos soldados se precipitaron rápidamente en la sala un momento antes de que una explosión hiciera caerse el techo. No lo pensó antes de conseguir esconderse debajo de una mesa aunque un pedazo del techo le chafo y le dejo inmóvil pro un momento. De alguna forma Thomas había conseguido mantenerse de pie y por la pistola que sostenía en su mano atento. Esto le resultaba común y decidió que pro ahora lo mejor para sus interese era quedarse ahí esperando.

Tras el primer alboroto producido por la entrada de los militares y la siguiente explosión todo parecía estar demasiado calmado, y en cierta forma demasiado vació, claro que debajo de los hierros tenían que estar muchos cuerpos inertes. Thomas había encontrado uno de los de los militares y tras enfundarse en su traje había huido pro las escaleras. Bueno, eso era una ventaja pues ya no había nadie de pie que llamase la atención, pero espero a que el repicar metálico de sus pasos se perdió en una gran cantidad de pasos que empezaron resonar pro todas partes.

La nave parecía haber vuelto a la vida y por los palos que llevaban unas mujeres que llego a ver como se deslizaban pro la pasarela, todo quedaba bastante aclarado, estaban buscándolos de nuevo. Se levanto rápidamente y se deslizo hasta un pasillo por el que se deslizo cautelosamente escondiéndose para dejar pasar los grupos que venían, avisando sus pasos a lo lejos. “Los destroza mundos están aquí, tenemos que atraparlos y deshacernos de ellos.” “Es el fin.” Bueno, en verdad no eran tan malos, pero no era cuestión de intentar dar explicaciones. La pena es que le había cogido cariño a esa ciudad, pero ya era obvio que tendrían que irse.

Al final del pasillo salio a al cúpula central, donde se encontraba el corazón de la ciudad, con la catedral y sus edificios al estilo de la tierra. Las nubes se dibujaban en lo alto sobre el fondo de estrellas azuladas por la iluminación que daba la cúpula. Después de todo era de día. Se escondió tras unas cajas y observo esa recreación pero que después de todo le recordaba inmensamente a la tierra. Por un momento podía sentir que el viento que le acariciaba el pelo provenía de bosques lejanos o de altas montañas, que había acariciado el mar o nacido en el desierto…suspiro antes de pensar que no solo de sinceridad vivía el hombre.

Había una montaña que se elevaba a unos dos kilómetros, cerca del puerto y de la zona de motores, por ahí podrían escapar y sin duda Thomas ya estaría allí. Por la plaza grupos iban de arriba abajo, sin duda buscándolos, iba a tardar demasiado en ir si intentaba ir al aire libre, pero era un capricho que siempre le gustaba. Se deslizo a una esquina y cuando volvió a mirar un grupo de tres chavales se acercaban hacia el disimuladamente. Sabía que le habían visto, pero su manera de acercarse parecía no querer delatarle. O había recompensa, o no eran hostiles. Lo que le extrañaba era como le habían podido pillar tan rápidamente, tenia que haber algún engaño.

To be continued.

Solo

Solo La noche se intuía sobre el cielo siempre cubierto de nubes y el frió entraba por todas partes. Mientras que se cernía fuertemente toda la ropa que se había podido poner encima miraba el cielo a través del techo derribado de la casa, mientras que se intentaba acercar lo más posible a la única esquina que quedaba entera, sin perder de vista la ventana.

La noche anterior finalmente Nicolás había muerto, incapaz de aguantar el frió con tan serias heridas. Yacía a unos metros suyos, aun apoyado en una ventana, la verdad es que no había querido aun enterrarlo, le hacia alguna compañía. Además no quería aun quitarle la ropa, que le seria mas útil a el y ni mirar cuantas balas le quedaban. El tenía cinco y probablemente a Nicolás no el quedasen muchas mas que a el.

Intentaba ahora volver a mirar por la ventana, pendiente de la amenaza que estaba seguro acabaría apareciendo por la llanura, acercándose a ese destartalado puesto de carretera. Si hubiera algún maldito agujero alrededor, podría esconderse ahí, pero nada útil había y lo peor es que si encontraba algo, después de mucho caminar por la carretera, podría haber alguien escondido ahí. “¡Hola!”, le diría, pero como posiblemente alguno de los dos previniese que iban a tener idiomas distintos, se utilizaría ese hola mas universal que es un buen tiro en la cabeza. No, no valía la pena, también podía caer en algún vado y mojarse los pies, con lo que ya podía darse por muerto. No esa esquina no estaba tan mal y el puesto no habría estado tan mal en su momento.

A lo lejos se movía algo o era imaginación suya, de todas formas, muy lejos para disparar. Si tenia suerte y venia una patrulla de menos de cinco personas, tal vez podría matarlos a todos, como fueran seis, estaba perdido. Bueno eso sin contar con al balas de Nicolás, pero las dejaba para una emergencia. Y después de todo, ahí estaba, vivo, al fin y al cabo. Lo que no conseguía era coordinar bien como había llegado a ese lugar, el ultimo año….¿o había sido el ultimo mes? Tal vez solo habían sido días, pero había perdido todo el sentido del tiempo y no conseguía ver bien como es que había sobrevivido ni por que tenia que estar sobreviviendo. Solo sabia una cosa a ciencia cierta, no podía morir ahí, ahora recordaba las veces que se había dicho ya eso, pero siempre lo tenia claro, no podía morir ahora.

No podía por que tenia que regresar, lo había prometido. Un poco extrañado de quien era el, un mas perdido entre tantos compañeros muertos, había prometido a la persona querida que iba volver y por eso no podía morir. No sabia como volvería, como seria el volver a verla, solo pensaba en que la vería de nuevo…y casi no lograba recordarla bien, no recordaba ahora sus besos ni su voz, solo recordaba bien su existencia. En un lugar conocido, la mitad de su ser esperaba su regreso y por eso tenia que volver.

- Nicolás, si no te afeitas, no vas a encontrar nunca una chica en condiciones.-

Y se quedo un momento mirando el cuerpo de su compañero, como esperando a que contestara hasta que finalmente frunciendo el ceño miro otra vez por la ventana. Por un momento pensó en que era un maleducado antes de darse cuenta de que no podía jugar a esas cosas si no quería perder la cordura, claro esta, si no la había perdido ya….

Una familia

Una familia Tal vez sea uno de los mayores deseos que pueda tener una persona, en todas las etapas de su vida. Ese cariño incondicional de tu familia. Es como el amor, lo sientes y no hay ningún motivo real para sentirlo. Podrías decir que es preciosa, que es amable y comprensiva, que te hace reír y te comprende, pero no tendría sentido cuando lo sientes de verdad. Es como la vida, se crea por algo, nace por algo, pero una vez esta ahí, es vida, cualquier justificación es una tontería.

Así puede que no llegues a querer a tu familia, que ellos no te quieran pero una vez los quieres, es un vinculo irrompible, es igual lo que pase, siempre habrá un perdón, pase lo que pase ese calorcito en el corazón de su compañía estará siempre esperándote. Mucha gente no llega a sentir eso y es una gran lastima. ¿Cómo pueden llegar a ser felices? Sin duda su camino es mucho más difícil. Nadie tendría que tener que afrontar eso, nadie se lo merece. Ojala enseñasen a la gente a querer, ojala olvidasen esos vínculos de sangre para pensar en su familia y se diesen cuenta que lo que une a una familia es el cariño.

Aunque llega un momento en que queremos cambiar nuestra posición en la familia. Queremos dejar de ser el hijo y el hermano para ser el marido y el padre. Tiene que ser una familia un tanto distinta. Aunque el cariño sea lo más importante, la verdad es que tu familia no es más que un regalo de dios, nade que hayas tenido que buscar, tal vez solo merecer y mantener. Pero crear tu propia familia, con la persona que amas, una familia fruto de ese amor, tiene su diferencia. Por eso se usan nombres distintos, al fin y al cabo.

Es algo que tal vez sea un regalo también, pero un regalo distinto, un regalo que esa persona a la que quieras te hace. El amor no se puede merecer, solo se puede regalar, creo. Y como fruto de eso compartir tu vida con ella, crear una familia, tienen que ser lo mejor que se puede vivir. Pequeños tuyos, creciendo y llamándote papa. Pequeños a los que dar cariño, a los que enseñar, a los que cuidar. Pequeños que algún día al crecer te llenaran de orgullo.

Compartir con ellos todo lo que es tuyo. Tener cada mañana un motivo para ir a trabajar, para ser feliz. Pensar en todo lo que puedes enseñarles, esa gran faena de criarlos en amor y bondad. Enseñarles el sentido de la verdad, de las ideas, del arte, de la generosidad, de la nobleza…. todos esos principios que nos convierten en personas en una faena, un reto que apasiona y da ilusión de esperar. Además lo maravilloso de afrontar ese reto en compañía, en la mejor compañía que pudieras desear.

Es un pequeño deseo que no suelo esconder. Me gustaría tener una familia llena de amor y unos cuantos pequeñazos que me llamaran papa. Me gustaría pasar las noches con ellos en lugar de ver la tele. Me gustaría ir a ver todo lo que hicieran y llevarlos a todos los sitios que quisieran. Me gustaría leer con ellos y leerles antes de que se fueran a dormir, arroparlos y mirarles hasta que se quedaran dormidos. Me gustaría compartir todo eso con una persona a la que amase y fuera correspondido y quien sabe, al vez algún día me plantee si me gustaría hacerme viejo y tener nietos, pero por ahora eso esta un poco lejano. En verdad muy lejano esta esto también, pero al fin y al cabo, las personas sueñan.

Vamonos a donde duerme el sol

Vamonos a donde duerme el sol Amanece un dia mas despertandole con los primeros rayos del sol al dar justo sobre su cara. Tendria que haber buscado un lugar mejor para dormir, pero se conformo con caer al lado de una piedra que le tapara el viento cuando al llegar la noche se sintio cansado. Desayuno lo que le quedaba y se empezo a plantear la gran pregunta del dia, ¿a donde iba? Para el este no, pues venia de hay, pero no le apetecia seguir hacia el oeste, por que le dijeron que habia un pueblo hacia alli pero habia estado viendo crecer las montañas durante toda la jornada anterior y no el apetecia pasar frio. Ademas los bosques parecian extenderse por el norte y tenia ganas de llegar al mar. Decidio tirar hacia el sur.

Suaves nubes se balanceaban sobre su cabeza con la suave y calentita brisa que a el le soplaba en la cara. Al menos eso suponia, por que a saber que vientos soplarian por ahi arriba. Tardo poco en cruzarse con una camino que discurria al sur-oeste. Decidio seguirlo para asi alcanzar un termino medio con su trayecto de ayer y se sonrio de haber estado un rato pro la mañana pensando a donde ir. ¿Que mas daba? Tubo la suerte de encontrar un arbol frutal donde se aprovisiono de fruta y antes de que el sol llegar a a su punto mas alto encontro una granja al lado de un puente, bajo el cual discurria tranquilo un rio.

Le acogieron muy amistosamente y le invitaron a comer y le pidieron que les contara unas historias de sus viajes. Siempre se sentia un poco extraño de contar sus viajes. Viento, cielo, tierra, animales y personas. A el nada le parecia digno de contar ni de despreciar, asi que se dedicaba a contar todo lo que le habia llamado la atencion los ultimos dias. Esos granjeros tuvieron la suerte de que se habia cruzado en su viaje un imponente aguila de plumaje plateado que brillaba como la luna en pleno dia y su simple evocacion les impresiono mucho. No todos los dias se podia ver algo tan bonito ni imaginarlo.

Se despidio lo mas amable posible eludiendo los ruegos de que les contara mas cosas sobre los sitios que habia visto antes y siguio por el camino de tierra jugando con las piedras y persiguiendo alguna que otra mariposa que se le cruzaba en el camino. Cuando por fin el sol habia calentado suficiente el ambiente y se le empezaba ha hacer pesado caminar se tumbo en el primer arbol con buena sombra que encontro y se quedo mirando el cielo. Las nubes eran mayores que por la mañana, tal vez llegasen a hacer un pequeño chaparron por la tarde, que refrescase la tierra. Mejor , la lluvia era de lo mas divertido que uno se podia encontrar por la tarde.

No se llego a quedar dormido, volvio a pensar lo que pensaba cada vez que dejaba a alguien atras, ¿por que se quedaban atras? No entendia que podia retener a nadie en un lugar concreto. El pensaba que lo mejor era ir de un lado a otro, llevando a todos en el corazon. Lo habia preguntado pero ninguna explicacion le habia servido. Habia una cosa que llamaban propiedad. Esa si que era una tonteria grande. El cuando necesitaba algo se quedaba en un sitio hasta que se lo daban. Mientras que estaba en esos sitios ayudaba a todo el mundo, pues eso le parecia lo correcto. La gente era de lo mas curioso por que decian que le daban las cosas por haberles ayudado y no se daban cuenta de que le hacian regalos . A veces veia que entre ellos este comportamiento parecia ser obligatorio, pero el sentia que con el, como era distinto, la gente le daba las cosas de buen corazon y entonces no eran mas que regalos, aunque ellos no lo supiesen.

Luego habia otras cosas con menso importancia aun, como la estabilidad y la seguridad. El nunca habia llegado a hechar en falta nada y su vida era de lo mas estable, el cielo sobre la cabeza, la tierra bajo los pies y el viento soplando de algun lado, ¿que estabilidad mas se necesitaba? El nunca habia sentido que estuviera en peligro. Algun lobo le habia perseguido algun dia pero el le habia dicho con una sonrisa que no era un ciervo y el lobo se disculpo y se fue, y asi pasaba con todas las amenazas, sonreia y aclaraba las cosas, ¿que seguridad mas se necesitaba?

Solo habia una cosa que le hacia pensar en quedarse. El amor. Aun no habia sentido que era eso, pero parecia ser un sentimiento muy fuerte que unia a dos seres, como le pasaba a el con la tierra, que solo podia separarse saltando y siempre tenia que volver. Pero de todas formas parecia que era muy alegre cuando podias estar con las persona que amabas, asi que a el le hacia ilusion. El problema seria si esa persona a la que amase fuese como los demas, pero el podria abrirle los ojos o al menos tenia esa esperanza. Podria decirle lo que de verdad importaba, lo que te daba cada paso del camino, lo que era seguro cada dia, lo que se conseguia con una sonrisa y que el solo se separaria de ella saltando.

Y asi feliz pensando en cuando tuviese una compañera en su viaje y al notar que el sol ya no calentaba tanto. Siguio caminando hasta que el sol empezo a preparase la cama para irse a dormir. Le encantaba la cama que se preparaba el sol para dormir, llena de colores en el horizonte, cuando el fuera sol se haria una igual. ¿Donde habria dormido el sol ayer? La cama del sol era muy grande, tanto que empezaba por un lado del horizonte y terminaba en el otro. De eso estaba seguro, puesto que se acostaba en un lado y se levantaba en el otro. Se paro y estuvo mirando como el sol terminaba su juego de colores antes de acostarse y entonces con las ultimas luces del dia busco una cama. El sol era la cosa mas generosa que conocia y posiblemente la mas sabia, pro que durante todo el dia estab dando luz y calro al mundo y observandolo todo desde alli arriba, asi que por respeto a el se iba a dormir cuando el lo hacia, no fuese a ser que lo despertase. Se alegro al ver un gran arbol en un lado del camino, hoy si que tendria una cama comoda.

Se dedico a recoger hojas y las coloco por el lado opuesto al que habia dado el sol antes de dormirse, asi podria despertarse con el pues hoy no estaba cansado y no qeuria dormir mas. Se comio una manzana esperando a la luna para poder darle un beso de buenas noche y pedirle que velara por sus sueños y finalmente se durmio con la nana que le cantaban las estrellas. Soño que su camino seguia siempre igual y que cada dia era mas feliz por que tenia mas cosas en el corazon hasta que encontraba a una persona que le acompañaba y todo era mucho mejor por que lo podia compartir. Y entonces en sueños se le planteo una duda de la que siempre se olvidaba por el dia ¿hacia donde querria ir ella por la mañana? De todas formas, seguro que irian a donde duerme el sol y eso era lo importante.

Puede ser

Puede ser No sé si quedan amigos
y si existe el amor,
si puedo contar contigo
para hablar de dolor,
si existe alguien que escuche
cuando alzo la voz
y no sentirme sola.

Puede ser que la vida me guíe hasta el sol
puede ser que el mar domine tus horas o
que toda tu risa le gane ese pulso al dolor,
puede ser que el malo sea hoy.

naces y vives solo
naces y vives solo
naces y vives solo

Voy haciendo mis planes
voy sabiendo quien soy,
voy buscando mi parte
voy logrando el control,
van jugando contigo
van rompiendo tu amor,
van dejándote solo

naces y vives solo
naces y vives solo
naces y vives solo

Algo puede mejorar,
algo que pueda encontrar
algo que me de ese aliento
que me ayude a imaginar
y yo lo quiero lograr,
ya no quiero recordar,
y darle tiempo a este momento
que me ayude a superar
que me de tu sentimiento.

Puede ser que la vida me guíe hasta el sol
puede ser que el mar domine tus horas o
que toda tu risa le gane ese pulso al dolor,
puede ser que el malo sea hoy.
Puede ser que la vida me guíe hasta el sol
puede ser que el mar domine tus horas o
que toda tu risa le gane ese pulso al dolor,

Algo puede mejorar,
algo que pueda encontrar
que me ayude a imaginar
Y yo lo quiero lograr

Amaya Montero y El canto del loco